¿Qué es la dislexia?
El término dislexia se emplea para designar un síndrome o
conjunto de causas determinado, que se manifiesta como una dificultad para la
distinción y memorización de letras o grupos de letras, falta de orden y ritmo
en la colocación, mala estructuración de frases, etc.; que se hace patente
tanto en la lectura como en la escritura.
¿Qué es lo que origina la dislexia?
La dislexia es el efecto de múltiples causas, que pueden
agruparse entre dos polos. De una parte los factores neurofisiológicos, por una
maduración más lenta del sistema nervioso y de otra los conflictos psíquicos,
provocados por las presiones y tensiones del ambiente en que se desenvuelve el
niño.
Estos factores llevan a la formación de grupos de problemas
fundamentales, que se encuentran en la mayor parte de los trastornos del
disléxico, cuya gravedad e interdependencia es distinta en cada individuo.
Por lo tanto, la dislexia sería la manifestación de una
serie de trastornos que en ocasiones pueden presentarse de un modo global,
aunque es más frecuente que aparezcan algunos de ellos de forma aislada. Estos
trastornos son:
Mala lateralización: La lateralidad es el proceso mediante
el cual el niño va desarrollando la preferencia o dominancia de un lado de su
cuerpo sobre el otro. Nos referimos a las manos y los pies. Si el predominio es
del lado derecho, es un sujeto diestro; si es del lado izquierdo, se denomina
zurdo; y si no se ha conseguido un dominio lateral en algunos de los lados, se
llama ambidiestro.
Alteraciones de la psicomotricidad: Es muy frecuente que los
niños disléxicos, con o sin problemas de lateralidad, presenten alguna
alteración en su psicomotricidad (relación entre las funciones motoras y
psicológicas). Se trata de inmadurez psico-motriz, es decir, torpeza general de
movimientos. En el niño disléxico estas anomalías no se dan aisladas, sino que
acompañan al resto de los trastornos específicos como:
Falta de ritmo: Que se pone de manifiesto tanto en la
realización de movimientos como en el lenguaje, con pausas mal colocadas, que
se harán patentes en la lectura y en la escritura.
Falta de equilibrio: suelen presentar dificultades para
mantener el equilibrio estático y dinámico. Por ejemplo, les cuesta mantenerse
sobre un pie, saltar, montar en bicicleta, marchar sobre una línea, etc.
Conocimiento deficiente del esquema corporal. Muy unido a la
determinación de la lateralidad y a la psicomotricidad está el conocimiento del
esquema corporal y sobre todo la distinción de derecha-izquierda, referida al
propio cuerpo. Así el niño diestro (normalmente escribe, come, etc. con la mano
derecha) y el zurdo (escribe, come...con la izquierda) tienen su mano derecha e
izquierda, respectivamente, como puntos de referencia fundamentales sobre los
que basar su orientación espacial. El niño mal lateralizado, al poseer una
imagen corporal deficiente, carece de los puntos de referencia precisos para su
correcta orientación. El cuerpo sitúa al sujeto en el espacio y es a partir del
cuerpo como se establecen todos los puntos de referencia por medio de los
cuales se organiza toda actividad.
Trastornos perceptivos: Toda la percepción espacial está
cimentada sobre la estructura fundamental del conocimiento del cuerpo. Se
sitúan los objetos teniendo en cuenta que la posición del espacio es relativa,
una calle no tiene realmente ni derecha ni izquierda, dependiendo ésta de la
posición donde esté situada la persona.
También el concepto que tenga de arriba-abajo,
delante-detrás, referido a sí mismo, lo proyectará en su conocimiento de las
relaciones espaciales en general.
Del mismo modo, en la lectura y la escritura, el niño tiene
que fundamentarse en sus coordenadas arriba-abajo, derecha-izquierda,
delante-detrás; y plasmarlas en la hoja de papel y en la dirección y forma de
cada signo representado. El niño que no distinga bien arriba-abajo tendrá
dificultades para diferenciar las letras.
Características del niño disléxico
Falta de atención. Debido al esfuerzo intelectual que tienen
que realizar para superar sus dificultades perceptivas específicas, suelen
presentar un alto grado de fatigabilidad. Por esta causa los aprendizajes de
lectura y escritura le resultan áridos, sin interés, no encontrando en ellos
ningún atractivo que reclame su atención.
Desinterés por el estudio. La falta de atención, unida a un
medio familiar y escolar poco estimulantes, hacen que se desinteresen por las
tareas escolares. Así, su rendimiento y calificaciones escolares son bajos.
Inadaptación personal. El niño disléxico, al no orientarse
bien en el espacio y en el tiempo, se encuentra sin puntos de referencia o de
apoyo, presentando en consecuencia inseguridad y falta de estabilidad en sus
reacciones. Como mecanismo de compensación, tiene una excesiva confianza en sí
mismo e incluso vanidad, que le lleva a defender sus opiniones a ultranza.
Manifestaciones escolares
La dislexia se manifiesta de una forma más concreta en el
ámbito escolar, en las materias básicas de lectura y escritura. Según la edad
del niño, la dislexia presenta unas características determinadas que se pueden
agrupar en tres niveles de evolución. De modo que aunque el niño disléxico
supere las dificultades de un nivel, se encuentra con las propias del
siguiente. De esta forma, la reeducación hará que éstas aparezcan cada vez más
atenuadas o que incluso lleguen a desaparecer con la rehabilitación. A
continuación realizamos un análisis por rangos de edad.
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